Durante una conferencia de prensa el día de ayer en el estadio Indoor de Singapur donde actuaría más tarde, él explicó, “fue un caso de seguridad…no habría sido seguro para mí.”
Continuó diciendo, “Los gritos y demás, no me he acostumbrado a eso. Aún me parece loco. Amo a mis fans, pero no puedo exponerme a situaciones peligrosas. A veces las chicas se emocionan demasiado y quieren agarrarme.”
El año pasado en Australia ocurrió una estampida de fanáticos, en Liverpool hubo disturbios afuera de su hotel y también dos “Beliebers” que irrumpieron en su habitación.
Twitter le servía para desahogarse pero hasta eso ha sido arruinado por fanáticas excesivamente celosas. El explicó, “Mis fans se preocupan de más, si pasa un día en el que yo no escriba un mensaje…Creen que morí o me pasó algo.”
Y luego están los paparazzi, los cuales graban y fotografían cada movimiento.
En Israel Bieber quiso visitar los lugares sagrados pero le fue imposible debido a ellos. Se tuvo que conformar con visitar una iglesia pero al intentar rezar los paparazzi lo rodearon.
“No tenían respeto, entraban a la iglesia. Eso sí me molestó.”
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